Defender derechos humanos no se debería tratar únicamente de la sobrevivencia, pero a veces ésta es un punto de partida básico: lograr mantenerse vivo para poder defender derechos. Hace una década, cuando comencé a trabajar en cuestiones de derechos humanos no me imaginaba del todo “en qué me estaba metiendo”, frase que suele acompañar de forma explícita o implícita amenazas en contra de Personas Defensoras de Derechos Humanos (PDDH). Con los años he atestiguado personalmente, y a través de las historias de mis colegas que defender derechos humanos entraña un riesgo que en ocasiones se vuelve nada desdeñable.
Cada año, organizaciones de monitoreo de PDDH denuncian formas de ataque veladas, burdas, sofisticadas, digitales, físicas y emocionales a las PDDH sus familias y comunidades tanto en regímenes que reconocen formalmente los derechos humanos como en otros de corte descaradamente autoritario. Los agresores son tan variados como militares, policías, actores gubernamentales, corporativos y crimen organizado. Tan sólo en 2020 al menos 331 PDDH fueron asesinadas a nivel global, según lo reporta la organización internacional Frontline Defenders. A pesar de la legitimación discursiva de los estándares de derechos humanos a escala internacional, lastimosamente aún no estamos en un mundo en el que se respetan la vida y los derechos humanos de las PDDH, pues estas aún sufren serias violaciones y ataques a sus derechos.
En 2015, junto con un equipo internacional de investigación bajo el auspicio del Centro de Derechos Humanos Aplicados de la Universidad de York, nos embarcamos en el proyecto Navegando Riesgos, Gestionando Seguridad y Recibiendo Apoyoenfocado en las experiencias de personas defensoras de los derechos humanos en Colombia, México, Kenia, Egipto e Indonesia. Este proyecto recuperó las experiencias de personas defensoras que trabajan en temas tan diversos como derechos de las mujeres, personas LGBTIQA*, lucha contra la corrupción y rendición de cuentas, de libertad religiosa, derechos indígenas y del medio ambiente, de defensa de migrantes, así como de derechos políticos, económicos y sociales. Dicha investigación cualitativa y cuantitativa en los países mencionados se basó en entrevistas y grupos focales con más de 400 PDDH en las que nos compartieron sus visiones sobre el riesgo, la seguridad y sus redes de apoyo en el marco de su labor.
Hacia fines de 2020 la investigación inicial que nos brindó tantos aprendizajes se ha consolidado con la publicación del libro publicado por Routledge, editado por Alice M. Nah, Protecting Human Rights Defenders at Risk, el cual es parte la Serie Routledge Studies in Human Rights. Este libro aporta elementos respecto a las dinámicas de riesgo y protección. Particularmente, bosquejaré estas dinámicas a continuación como una invitación a su lectura.
Budi Hernawan y Alice M. Nah abren el análisis de Indonesia en la era post dictadura de Suharto y el ascenso del populismo islámico. Los autores resaltan que, a pesar del avance de instrumentos internacionales de derechos humanos, la imagen de las PDDH ante la sociedad es negativa, pues el trabajo que realizan se asocia con la cultura occidental y la pérdida de valores sociales “autóctonos”. De forma particular se estudia el peso que tiene la tampa pamrih, una suerte de ética de desapego y sacrificio arraigada culturalmente, que ha minado gradualmente el bienestar de personas defensoras en el marco de su labor por los demás. Este sacrificio personal ejercido por las PDDH pesa de forma negativa sobre todo ante la falta de medidas del gobierno en Indonesia para garantizar el bienestar e impedir los ataques contra PDDH a nivel local.
El capítulo sobre Egipto, escrito por Alice M. Nah y Ellen Husseny* (pseudónimo), se enmarca en el contexto posterior al derrocamiento del dictador Mubarak durante la revolución egipcia de 2011 y las formas de represión instauradas por el régimen militar que lo suplantó. En este escrito se abordan las narrativas perniciosas del régimen para desprestigiar y estigmatizar a las PDDH en el marco de la desconfianza al movimiento amplio de derechos humanos como algo extranjero. Se aborda la presión a la que las PDDH se han sometido con los ideales impuestos por el sacrificio hacia la causa de la revolución. El imperativo de compromiso moral hacia la revolución ha relegado prácticas de autocuidado, lo que ha puesto en riesgo a personas defensoras y tenido impactos emocionales en el movimiento amplio de DDHH. Igualmente, el capítulo analiza los valores culturales y religiosos que imponen ciertas acciones, particularmente aquellas que afectan a las mujeres defensoras y PDDH que defienden poblaciones LGBTIQA en un contexto en el que el radicalismo religioso se suma a la represión militar.
El estudio sobre Kenia, planteado por Irina Ichim y Patrick Mutahi, explora las redes de protección informales como la familia, la comunidad y fuentes alternativas de apoyo financiero. Resalta la forma en que entornos geográficos y barrios marginales pueden ser factores que juegan a favor de PDDH, por ejemplo, el apoyo de boda boda (taxistas en motocicletas o bicicletas) en barrios marginales para aportar información de relevancia para disminuir el riesgo cuando son aliados de PDDH locales. Se estudian también la complementariedad y tensiones entre formas de protección formales e informales. Por ejemplo las primeras relacionadas con instituciones establecidas, entidades diplomáticas y las segundas con redes de conocidos familiares y canales no institucionales. Desde una perspectiva crítica se examinan los niveles de acceso a actores internacionales como diplomáticos o de agencias multilaterales y redes de protección formales por parte de defensores locales ya legitimados, pero también las dificultades de acceder a estas redes por parte PDDH de terreno que no tienen un reconocimiento de actores internacionales.
Junto con mis colegas Patricia Bartley y Paola Pacheco abrimos el análisis del caso en México en el contexto que enfrentan las PDDH en México en la época posterior al dominio del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y los procesos de militarización de facto aún con la alternancia de partidos en el poder después del año 2000. Resaltamos la vorágine de impunidad y violencia, desde físicas hasta digitales, contra comunidades defensoras por parte de actores gubernamentales y del crimen organizado. Estas violencias paradójicamente coexisten con la aceptación formal del Estado Mexicano del discurso de derechos humanos para legitimarse a escala internacional. Desde la perspectiva de PDDH exploramos las fallas y burocratización del mecanismo gubernamental de protección ante la falta de una visión integral que incorpore las necesidades cotidianas de las poblaciones de PDDH que se acogen al mismo. Examinamos las estrategias de años recientes para generar legitimidad y visibilización desde la sociedad civil mexicana para disminuir el riesgo que enfrenta. Finalmente, se estudian las experiencias de vulnerabilidad desde una perspectiva de género interseccional, el bienestar psicosocial y los entornos hostiles que aquejan a las mujeres defensoras de derechos humanos, incluso en el seno de organizaciones de derechos humanos.
Por su parte, Peter Cousins y Emily Schmitz analizan la protección en Colombia desde una mirada comunitaria con énfasis en procesos de acompañamiento más allá de las limitaciones de la Unidad Nacional de Protección del mecanismo gubernamental encargado de brindar protección oficial a PDDH y a otras poblaciones en riesgo. Se analiza la desconfianza que impera entre las comunidades hacia dicho mecanismo por su vinculación de la infraestructura de protección al aparato de inteligencia militar gubernamental. Este estudio se centra en poblaciones campesinas, rurales, de origen afro e indígenas que defienden derechos en medio del desplazamiento forzado interno, de las desapariciones forzadas, del paramilitarismo y de la militarización. El capítulo se contextualiza en las múltiples violencias profundas que enfrentan las PDDH que aún no encuentran verdad, justicia ni reparación en el país. Las estrategias de las comunidades de personas defensoras se miran a la luz de un análisis geopolítico del conflicto por la tierra, el territorio y el control social.
Al final, desde una visión global como editora del libro, Alice M. Nah perfila conclusiones de relevancia para reimaginar la práctica en materia de protección de personas defensoras inter alia: el transitar de una visión de protección individual a una colectiva, la importancia de considerar a familiares y personas amadas por parte de las PDDH, la construcción de organizaciones inclusivas y movimientos interseccionales para propiciar ambientes más seguros. Asimismo resalta la continuidad de la protección desde la prevención hasta la reacción y la flexibilidad. En cuanto al papel de los mecanismos de protección en relación a la sociedad civil y las estrategias de autoprotección, se pone énfasis en las relaciones de poder establecidas mediante dinámicas de protección. Finalmente se resalta la importancia de posicionar la seguridad holística privilegiando el bienestar de las comunidades defensoras.
El libro Protecting Human Rights Defenders at Risk está disponible por supuesto para PDDH, donantes, tomadores de decisiones, diplomáticos y académicos o público más amplio del ecosistema de derechos humanos que busque un entendimiento de los riesgos y dinámicas de protección desde una perspectiva crítica. Además de los capítulos de investigación formal, la obra publicada recientemente por Routledge incluye escritos poéticos por parte de JA Mensa a través de la reinterpretación de testimonios anonimizados de persona defensoras y su reinterpretación mediante una estética poética inigualable.
La situación para quienes optan o son orillados a defender derechos humanos es compleja y riesgosa, como seguimos aprendiendo quienes “nos metimos a esto”. A través del análisis de diversos contextos, esta lectura invita a dignificar las luchas cotidianas de las personas defensoras de derechos humanos en distintas latitudes, aprender de sus estrategias para enfrentar el riesgo y en última instancia repensar la protección de forma ética y efectiva.
* Erick Monterrosas (@nierico) es Cofundador y Consultor principal de NOS Catalyst especializado en temas de Derechos Humanos.
**Este blog fue originalmente publicado en Animal Político
Excelente blog